Nunca había considerado la evidencia de la fe
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Francis Collins es un médico y genetista de gran prestigio. Fue el director del proyecto Genoma humano. Obtuvo el premio Príncipe de Asturias a la investigación y el premio Templeton, una especie de Nobel, que reconoce el trabajo de una persona (independientemente de su confesión religiosa) que está abierto a la trascendencia. La primera galardonada fue Santa Teresa de Calcuta.
Entre sus publicaciones tiene un libro llamado “¿Cómo habla Dios? La evidencia científica de la fe”, todo un bestseller. Además de argumentar que ciencia y fe no están contrapuestas, sino que se complementan, cuenta la historia de su conversión al cristianismo (el no es católico) desde el ateísmo.
Como muchos conversos recibió varios impactos. Uno de los que más le tambaleó sus creencias tuvo lugar en un hospital cuando contaba con unos 26 años. Percibió que los pacientes que tenían fe llevaban mejor su enfermedad, que aquellos que no tenían fe. Él se resistía a creer en Dios. Le llamó especialmente la atención la fe de una mujer anciana que llevaba admirablemente su enfermedad
“Mi momento más difícil sucedió cuando una viejecita que sufría diariamente por una severa e intratable angina de pecho me preguntó que era lo que yo creía. Era una pregunta válida; habíamos hablado de muchos otros temas importantes de vida y muerte, y ella había compartido conmigo sus fuertes convicciones cristianas. Sentí que mi cara enrojecía mientras balbuceé las palabras “no estoy seguro”. Su obvia sorpresa puso de relieve un aprieto del que había estado huyendo durante casi todos mis veinteiséis años: nunca había considerado seriamente la evidencia a favor o en contra de la fe”.
Francis Collins, ¿Cómo habla Dios? La evidencia científica de la fe