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Historias

Los mártires de Abitinia

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Los mártires de Abitina (siglos III-IV d.C.), 49 cristianos ejecutados en el año 304 en África, en la actual Túnez, por no haber renunciado a su fe, son venerados como santos por la Iglesia Católica.

Los mártires de Abitina fueron un grupo de 49 cristianos declarados culpables en el año 304, durante el reinado del emperador Diocleciano, de haber celebrado ilegalmente el culto eucarístico dominical en Abitina, una ciudad de la provincia romana conocida como África.

El 24 de febrero del año anterior, Diocleciano había promulgado su primer edicto contra los cristianos, ordenando la destrucción de sus textos y lugares de culto en todo el Imperio Romano, y prohibiendo que se reunieran para las celebraciones religiosas.

Aunque Fundanus, el obispo de Abitina, había obedecido el edicto y entregado los textos sagrados a las autoridades, algunos cristianos siguieron reuniéndose ilegalmente bajo la dirección del presbítero Saturnino. Fueron detenidos y llevados ante los magistrados locales, que los enviaron a Cartago, la capital de la provincia, para ser juzgados.

El juicio comenzó el 12 de febrero, ante el procónsul Anulino. Uno de los miembros del grupo, llamado Dativo, era senador. Al ser interrogado, afirmó ser cristiano y haber participado en las reuniones cristianas, pero incluso bajo tortura se negó a revelar quién las había presidido. Durante el interrogatorio, el abogado defensor Fortunaziano, hermano de Vittoria, una de las acusadas, acusó a Dativo de haberla instigado a ella y a otras jóvenes ingenuas a asistir a la función religiosa, pero ella respondió que había participado con libre voluntad y plena conciencia. El procónsul suspendió la tortura para preguntar a Dativo si había asistido a la reunión, y Dativo confirmó su participación. Cuando se le preguntó quién era el instigador, respondió: «El presbítero Saturnino y todos nosotros». Llevado a la cárcel, pronto murió de tortura.

Al ser interrogado, el presbítero Saturnino no abjuró de su fe ni siquiera bajo la tortura; su ejemplo fue seguido por todos los demás, hombres y mujeres, incluidos sus cuatro hijos.

Una de las respuestas de los acusados ha sido citada a menudo. A Emeritus, que afirmaba que los cristianos se habían reunido en su casa, le preguntaron por qué había desobedecido la orden del emperador. Respondió: «Sine dominico non possumus», es decir, «No podemos vivir sin celebrar el día del Señor». Se refería a la celebración que el emperador había prohibido, a la que habían decidido asistir aun a costa de la tortura y la condena a muerte.

Santa Restituta es considerada una de las mártires de Abitina. Su fiesta se celebra el 12 de febrero.

Su fiesta es el 12 de febrero: el Martirologio Romano los recuerda en esa fecha.

Las actas de su juicio (Acta Saturnini) se leyeron en una conferencia celebrada en Cartago en el año 411 (convocada por el emperador Flavio Honorio). Así lo atestigua San Agustín de Hipona en su escrito Breviculus collationis cum Donatis.