Hace años un profesor de religión estaba explicando a sus alumnos cuáles eran los 10 mandamientos de la Ley de Dios. El profesor para captar su atención les formuló la siguiente pregunta: ¿cuál es la primera palabra de los 10 mandamientos, tal y como se narra en la Biblia?

Todos contestaron: Amarás. ¡Buena respuesta! Pero el profesor les dijo: no, esa no es la primera palabra, sino que la primera palabra es “escucha”.

Y tenía razón. Así lo encontramos en el Antiguo Testamento:

«Ahora, Israel, escucha los mandatos y decretos que yo os enseño para que, cumpliéndolos, viváis y entréis a tomar posesión de la tierra que el Señor, Dios de vuestros padres, os va a dar» (Dt 4, 1).

E igualmente son casi las mismas palabras que Jesús repitió:

«Se acercó un escriba y le preguntó: ¿Qué mandamiento es el primero de todos?. Respondió Jesús: «El primero es: “Escucha, Israel, el Señor, nuestro Dios, es el único Señor: amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente, con todo tu ser. El segundo es este: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo”. No hay mandamiento mayor que estos» (Mc 12, 28-31).