Gracias, pero ¿tiene también algo para el chico?
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Se cuenta de la Madre Teresa, la santa de los suburbios de Calcuta, que iba un día con un niño a un panadero local a pedirle un poco de pan para el chiquillo hambriento. Pero aquel le escupió en la cara. Impertérrita, le replicó con calma: «Gracias, pero ¿tiene también algo para el chico?»