El primer oratorio del Opus Dei
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El 12 de marzo [de 1935] presentó una instancia en la Vicaría, solicitándolo. Destinaron al oratorio la mejor habitación del piso. Consiguieron un altar con ara portátil y, como retablo, un cuadro con la cena de Emaús. Les dieron también Sagrario, ornamentos y candeleros. Unos regalados; otros en préstamo. Don Josemaría, entretanto, sentía la urgencia de que viniese el Huésped: - Jesús, ¿vendrás pronto a tu Casa del Ángel Custodio, al Sagrario? ¡Te deseamos!
En vísperas de San José no había recibido aún contestación a la instancia solicitando un oratorio semipúblico
Quedaban también por adquirir bastantes objetos sueltos, como las vinajeras, la campanilla, la palmatoria, la bandeja de la Comunión, etc. Don Josemaría hizo una lista de ellos, y la guardó, encomendando a San José que algún alma caritativa se los donase.
Grande fue su sorpresa cuando, la misma víspera de la fiesta, el 18 de marzo, el portero subió a la residencia con un paquete que le había entregado un señor. Al abrirlo comprobó el sacerdote que contenía todo lo que faltaba; exactamente los objetos enumerados en la lista. Trataron de averiguar quién era el donante. El portero no supo dar más señas sino que lo trajo un señor con barba. No podía ser más justa y precisa la respuesta de San José a sus oraciones. Consciente de ello, en agradecimiento por ese favor que adelantaba la presencia de Jesús Sacramentado en aquella casa, mandó que en todos los futuros centros de la Obra la llave del Sagrario llevase una cadenita con una medalla en la que estuviera inscrito: “Ite ad Ioseph”, patriarca del Nuevo Testamento y guardián de la llave del Pan de los Ángeles.
Fuente: El fundador del Opus Dei, Andrés Vázquez de Prada
”Ite ad Ioseph”: el motivo es recordar que, de modo similar a como el José del Antiguo Testamento lo hace con su pueblo, el santo patriarca nos había facilitado el alimento más preciado: la Eucaristía.