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Anécdotas

Dios no quiere agobios

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«Nosotros sabemos poco. Nuestro campo de visión es muy limitado. Se nos escapa el 99% de la realidad. Por ejemplo: ¿Qué es malo y qué es bueno? A veces ocurren cosas que pensamos que son malas y acaban siendo una bendición.

Recuerdo un suceso en este sentido, ocurrido en septiembre de 2014. Una joven madre de familia deseaba poder acudir a la ceremonia multitudinaria de beatificación en Madrid de Álvaro del Portillo, un obispo al que había conocido y querido como un padre. Intentó organizarlo todo para poder acudir, pero le fue imposible. Cuando ya estaba resignada a perderse la canonización, su marido apareció con dos invitaciones y una solución de última hora para los niños, de manera que, con gran alegría, se dirigieron al lugar y ocuparon su sitio en el sector asignado, eso sí, muy lejano al altar, y se dispusieron a seguir la ceremonia en una de las pantallas gigantes instaladas.

Poco antes de empezar la ceremonia, inesperadamente apareció una avispa y picó a la mujer, que era alérgica precisamente a las picaduras de avispa. La reacción no se hizo esperar, y una ambulancia la tuvo que trasladar, junto con su marido, al puesto de socorro…, que estaba justo detrás del altar. En el camino ella iba diciendo: «qué mala suerte, Dios mío, qué mala suerte, con la ilusión que me hacía, y cuando ya lo habíamos logrado…».

En el puesto de socorro le pincharon un antihistamínico y, cuando ya empezaba a mejorar, su marido le dijo: «oye, ahí fuera está el Prelado que tanto quieres» (se trataba de D. Javier Echevarría, sucesor del nuevo beato al frente del Opus Dei). La madre se levantó, salió afuera, saludó con gran emoción al Prelado: «¡Padre, qué alegría!», y estuvo unos minutos hablando con él.

Al terminar, el personal sanitario le facilitó una silla de ruedas y, acompañada por su marido, les colocaron en la primera fila, en un lugar asignado a enfermos y discapacitados, para seguir la ceremonia cerca del puesto de socorro. ¡No se lo podía creer! Y pensaba: «¡Qué suerte he tenido!».

La pregunta es: ¿Fue malo o bueno que le picara la avispa? Lo que parecía un desastre se convirtió en una bendición. ¿Qué es, realmente, bueno o malo? Porque así ocurre, Señor, muchas veces en esta vida: mi visión es demasiado corta, demasiado superficial, para valorar adecuadamente algunos sucesos»

Fuente: José Brage, Sin Miedo.

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