Corta la cuerda que te sostiene
Publicado
- 🕒 1 min read

Cuentan que un alpinista desesperado por conquistar el Aconcagua, inició su travesía después de años de preparación. Pero quería la gloria para el solo, por lo tanto subió sin compañeros.
Su afán por subir lo llevó a continuar cuando ya no se podía ver absolutamente nada. Todo era negro, cero visibilidad, la luna y las estrellas estaban cubiertas por las nubes.
Subiendo por un acantilado, a solo unos pocos metros de la cima, se resbaló y cayó por el aire en medio de la oscuridad.
Pasaron por su cabeza todos los momentos buenos y malos de su vida.
De repente, sintió el tirón de la cuerda en su cintura que le sujetaba.
En ese momento, suspendido en el aire, gritó:
–¡Ayúdame Dios Mío!
Y una voz le contestó desde el cielo:
–¿Qué quieres hijo mío?
–Sálvame Dios mío.
–¿Realmente crees que yo te pueda ayudar?
–Por supuesto Señor.
–Entonces, corta la cuerda que te sostiene.
Aquel alpinista, aterrorizado, se agarró todavía más fuertemente a la cuerda.
Al día siguiente, el equipo de rescate encontró al alpinista muerto, agarrado fuertemente con las manos a la soga… ¡a tan solo dos metros del suelo…!