Bendito sea el dolor (San Josemaría)
Publicado
- 🕒 1 min read

Era una pobre mujer perdida, que había pertenecido a una de las familias más aristocráticas de España. Yo me la encontré ya podrida; podrida de cuerpo y curándose en su alma, en un hospital de incurables. Había estado de carne de cuartel, por ahí, la pobre. Tenía marido, tenía hijos; había abandonado todo, se había vuelto loca por las pasiones, pero luego supo amar aquella criatura. Yo me acordaba de María Magdalena: sabía amar.
Un día hube de administrarle la Extremaunción. Era en el año 1931, mal tiempo ya en España. Y al ver la alegría de su alma, que consideraba que estaba cerca de Dios, le hice decir: bendito sea el dolor, y ella lo repetía a voz en grito; amado sea el dolor; santificado sea el dolor; ¡glorificado sea el dolor! Poco después moría, y en el Cielo está, y nos ha ayudado mucho
Coloquio con sacerdotes, en Larboleda (Lima), 26-VII-1974
“Bendito sea el dolor. –Amado sea el dolor. –Santificado sea el dolor… ¡Glorificado sea el dolor!”
Camino 208