Nuestra Señora ya le ha aplastado la cabeza
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Estábamos atravesando un momento muy difícil. Escribí a sor Lucia, la vidente de Fátima, solo para informarla de la existencia del Instituto, pero sobre todo para pedirle oraciones. Concluí la carta diciéndole que no hacía falta que respondiera a la misma. Con gran asombro y maravilla por mi parte, me llegó una larga carta escrita a mano y firmada por sor Lucia. De esta carta llevo grabadas en mi corazón las últimas palabras:
Llegará un tiempo en el que el combate decisivo entre Satanás y el Reino de Cristo tendrá lugar en el seno del matrimonio y de la familia, y quién defienda el matrimonio y la familia sufrirá grandes persecuciones. Pero, no tema, Nuestra Señora ya le ha aplastado la cabeza.
Para mí, para todos nosotros, fueron palabras de gran consuelo (…). Le pedía consuelo al Santo Padre Juan Pablo II. Una noche que estaba cenando con él, me dijo:
No te preocupes; estamos en la misma barca y recibimos los mismos golpes.
La profecía de sor Lucia se está realizando ante nuestros ojos. Pero que nada nos turbe: Nuestra Señora ya le ha aplastado la cabeza.